Cada vez más la sociedad en la que vivimos se rodea de mujeres profesionistas, que ponen como prioridad sus sueños y deseos de ser exitosas y reconocidas por su trabajo; ya suena anticuada la manera de pensar en la que se creía que las mujeres estaban hechas únicamente para procrear y quedarse en casa para educar a sus hijos. Si bien, la tarea de ser mamá es un trabajo de tiempo completo que requiere de mucha dedicación y tiempo, pero que de una manera organizada puede permitirle a una mujer desempeñar roles paralelos al de ser madre.
Trabajar tiene múltiples beneficios por encima de lo económico; permite desconectarse de la rutina de casa y fortalecer los conocimientos, ayuda a relacionarte con diferentes personalidades y aprender distintas habilidades. Trabajar da una satisfacción personal, un sentimiento que enriquece el alma y te llena de confianza y seguridad; lo cual ayuda a cumplir nuevas metas y objetivos, fortalece el carácter y ayuda a canalizar correctamente el estrés. Sin importar el trabajo que se tenga y el puesto que se ejecute, siempre se ganan experiencias nuevas. La vida es un camino de aprendizaje y cada conocimiento nuevo es también un ejemplo para los hijos.
Es importante tener bien definidos los roles que se tienen como mujer, ya sea como mamá, profesionista, esposa, hija, hermana, etcétera y encontrar un equilibrio entre todos ellos. Hay que organizarse y separar cada momento, aprovechar el tiempo que pasas con tus hijos para que sean momentos de calidad. En ocasiones se necesita ayuda para poder cumplir con todas las responsabilidades dentro y fuera de casa, debes de saber pedir apoyo a las personas que te rodean.
El objetivo como mujer debe ser siempre el ser feliz con lo que hace, no solamente por el bienestar de los hijos, sino por el de ella misma. De ella depende el crecimiento interno; no importa si eres trabajadora o no, lo importante es encontrar un motor que ayude a cumplir tus metas. Los hijos observan y aprenden de todo lo que hacen sus padres, y al final de la vida ellos crecen y salen de casa para formar sus propias familias, por eso deben de ser un ejemplo para ellos en todo momento y ayudarlos a encontrar su propia motivación para crecer por su propio lado. No hay mejor regalo para una madre, que un hijo exitoso pero sobretodo feliz, orgulloso de sus propios logros; es en ese momento en el que se puede sentir que todo el esfuerzo realizado ha valido la pena. Más que cualquier premio o reconocimiento, la satisfacción de un hijo feliz se traduce en ser una MUJER EXITOSA.