En Yucatán se encuentran ubicadas grandiosas haciendas que formaron y siguen formando parte importante de la historia de nuestro estado, ya que fueron hace tan solo un siglo la base de la economía yucateca. Con el tiempo se convirtieron en símbolos de riqueza llenos de arquitectura, mobiliario y arte de todo el mundo.
Sucesos como la caída de la industria del henequén, ocasionaron que la mayoría de las haciendas quedaran en total abandono. Pero gracias a la visión del empresario Don Roberto Hernández Ramírez y con la ayuda de un gran equipo de arquitectos, algunas de ellas lograron restaurarse y convertirse en los hoteles más lujosos de Yucatán.
Fue en el año 2007 cuando Don Roberto convocó a trabajar en el proyecto de rescate arquitectónico de varias haciendas a 5 talentosos arquitectos locales: Javier Muñoz Menéndez, Alejandro Vales García, Jorge Carlos Zoreda Novelo, Augusto Quijano Axle y Mario Peniche López, que gracias a su amor al sitio, su capacidad profesional y su manera de trabajar en equipo, se logró un resultado tremendamente exitoso.
El proceso comenzó con varias visitas de campo donde se seleccionaron 5 haciendas que tenían las características adecuadas para dicho proyecto: Tamchén, Tixnuk, Cuzumal, Tacubaya y Nanche Há. Las cuatro primeras ubicadas en el oriente del estado de Yucatán, y la última en el estado de Campeche. Todas ellas se encontraban en ese momento en un estado totalmente ruinoso.
La idea de rescatar estos tesoros, entusiasmó mucho a los arquitectos, ya que más allá del trabajo, eran amigos de toda la vida. Ellos habían participado parcialmente en equipo en varios trabajos, proyectos y concursos, aunque nunca habían trabajado los 5 juntos en un solo proyecto. Por lo tanto, este grupo de arquitectos propuso realizar este trabajo en equipo para resolver el proyecto de las 5 haciendas, en donde todos combinaran sus ideas y aportaciones.
Se empezó haciendo un levantamiento de las ruinas de las haciendas y se contrató un despacho de topografía. Trabajar sobre planos era algo complicado por el tipo de proyecto, por lo que también se apoyaron en fotografías para comprender mejor las estructuras preexistentes. Durante varios meses, este equipo de arquitectos se juntaba una o dos veces por semana para discutir ideas y definir las soluciones arquitectónicas. Se desarrollaron ideas basadas en los ejes principales y las estructuras existentes. Era un trabajo que requería que durante el proceso de construcción se afinaran y redefinieran muchos detalles, lo cual resultó más fácil debido a que el director de las obras de construcción fue el Arq. Mario Peniche, que era uno de los miembros del equipo del proyecto.
COMO ACUERDOS GENERALES DE LOS PROYECTOS, SE TOMARON COMO BASE 3 IMPORTANTES PRINCIPIOS:
1.- Primeramente, respetar lo preexistente, dejando como el principal protagonista del proyecto a la historia. Por lo que todas las nuevas intervenciones debían ir en segundo plano.
2.- En segundo lugar, restaurar simplemente consolidando las ruinas para hacerlas habitables y seguras. Se dejaron las estructuras preexistentes casi como se encontraron, sin pintura y con pátina, para lograr apreciar el paso del tiempo, y así mostrar el misterio y magia del lugar.
3.- Y el tercer principio consistió en que todas las construcciones nuevas se manifestaran y evidenciaran como contemporáneas. Esto habla de sinceridad, y el énfasis puesto en el valor de cada etapa de la historia, mostrando también así el contraste entre lo nuevo y lo antiguo.
Estos principios se respetaron de principio a fin. Siempre se trabajó con mucha sinceridad y respeto a la historia y a la naturaleza. Todo se hizo de una manera muy evidente a la época que se construyó, con una importante combinación de materiales y técnicas actuales y ancestrales que armonizaran con el conjunto. Los árboles existentes fueron un tesoro que cuidaron, preservaron y aprovecharon en la intervención.
Debido al reducido tamaño de las haciendas seleccionadas se determinó que cada hacienda contara con 4 habitaciones: la más importante sería la “recámara del patrón” que debía estar dentro de la casa principal de la hacienda, y 3 suites o villas adicionales de construcción nueva.
Se determinaron diferentes formas de colocar estas nuevas villas en cada una de las haciendas. Se buscaron espacios que estuvieran bien ventilados, con buena iluminación natural, vistas generosas hacia el paisaje y sobretodo, lugares que tuvieran una conexión muy intensa con la naturaleza.
Durante la etapa de obra, Claudia Madrazo, esposa de Don Roberto, tuvo una participación muy importante y enérgica, en la cual aportó muchas ideas para definir los detalles finales.
Hoy en día, visitar una hacienda te llevará, no solo a conocer un poco más sobre la época del oro verde, sino a vivir una experiencia extraordinaria, en donde admirar la arquitectura y los jardines exuberantes, remojarse en los cenotes privados y piscinas contemporáneas y convivir intensamente con la naturaleza, son solo algunas de las actividades de las que se puede disfrutar.
ESTAS 5 HACIENDAS FORMAN PARTE DEL GRUPO “PRIVATE VILLAGE”, COLECCIÓN EXCLUSIVA DE CATHERWOOD TRAVELS QUE OFRECE EXPERIENCIAS TOTALMENTE ÚNICAS PARA CONOCER Y AMAR YUCATÁN.
Es un privilegio para nuestro estado contar con espacios llenos de historia y recuerdos. A demás, las haciendas son un gran atractivo turístico para miles de personas que vienen en busca de cultura, arquitectura, gastronomía y un espacio de privacidad y relajación pura.