Hoy por hoy sería prácticamente imposible imaginar un mundo apartado de la tecnología. El desarrollo de la especie humana se basa en la acumulación de experiencias, generación de ideas y descubrimientos de materiales que nos permite realizar nuestra vida de una manera más confortable.
Todo el mundo a lo largo de la vida desea vivir más cómodos, ya sea satisfaciendo sus necesidades básicas, así como las generadas por la influencia mercadológica de nuestra sociedad.
A esto le llamo la continua evolución de querer hacer todo cada día más rápido y a menor costo. Así a diario estamos en contacto con más equipos que compiten en diferentes industrias, tales como; de alimentos, energéticos, construcción, transporte, etc. de todos estos el enfoque sigue siendo el mismo, el desarrollo de tecnologías en el consumo de energía cada vez más eficientes y a la vez más limpios.
Todos de una u otra forma participamos en esta cadena de productores y consumidores, el hecho es que en nuestro planeta la gran mayoría de las sociedades independientemente de que lugar geográfico ocupen, operan con dos grandes motores, el de la energía que usamos a diario, que cada día es más cara obtenerla y el dinero que tenemos que destinar para uso de ella.
No hace falta hacer mucha memoria, pero tres décadas atrás nos movíamos en autos más pesados con motores más grandes, los refrigeradores eran metálicos y duraban hasta 20 años consumiendo muchos kilowatts día y noche, los aviones te permitían incluir mayor peso y volumen de equipaje por pasajero y la comida era simplemente más abundante y gratuita. La realidad es que esos tiempos, estoy seguro que hoy los que estamos pisando nuestro planeta no nos va a tocar volver a verlos.
En muchos países como el nuestro, el argumento principal de marketing en las campañas publicitarias de los más grandes fabricantes siguen siendo diferentes a datos de eficiencia y consumos energéticos porque sencillamente no conocemos de energía pero es un hecho que tenemos una relación continua día y noche e inseparable.
El día de mañana antes de que prepares el primer café, pregúntate cuantos WATTS (W) necesita tu cafetera para que funcione, es probable que nuestro conocimiento al respecto sea inversamente proporcional a su consumo energético.